Acudir a un psicólogo nos puede aportar grandes beneficios desde el principio. Solo el hecho de dar el paso ya empieza a poner en marcha los mecanismos para el cambio. Pero ¿cuáles son los beneficios a medio y largo plazo?
Acudir a un psicólogo nos enseña herramientas nuevas para manejar situaciones difíciles y conflictos, además de ayudarnos a reforzar las herramientas que ya tenemos.
Nos ayuda a cambiar nuestra forma de pensar, poniéndoles freno a los pensamientos que nos limitan y que nos producen malestar. Cuando entendemos cómo funcionan esos pensamientos, somos capaces de canalizarlos de manera más sana para que no nos frenen en el día a día.
Acudir al psicólogo nos proporciona un lugar íntimo, seguro y confiable en el que poder ser nosotros mismos. Poder hablar de todo lo que necesitemos sin miedo a que nos juzguen o a que no nos comprendan es esencial para poder sanar y, a menudo, alivia gran parte del peso que llevamos sobre los hombros. Además, nos hace saber que no estamos solos para afrontar una situación complicada.
Durante la terapia se ponen en marcha muchos mecanismos que inevitablemente llevan al autoconocimiento. Esto nos ayuda a detectar patrones en nuestros pensamientos y comportamientos o situaciones específicas que funcionan como disparador de nuestro malestar. Así, resulta más fácil identificar esas situaciones y poner a prueba las nuevas herramientas de afrontamiento adquiridas. Al conocernos mejor a nosotros y nuestro entorno, nos sentimos más capaces y autosuficientes, por lo que también mejora nuestra autoestima.
Además de todas estas ventajas, acudir al psicólogo ayuda a mejorar las habilidades sociales, a sanar las relaciones con nosotros mismos y con los demás, a prevenir recaídas y otros problemas de salud mental, nos puede orientar en nuestro futuro laboral o académico, nos enseña estrategias para lidiar con las futuras crisis y muchas ventajas más.