Los seres humanos somos seres complejos que atravesamos multitud de situaciones difíciles a lo largo de toda nuestra vida. Algunas de estas situaciones estresantes son naturales y esperables, que corresponden al proceso de avanzar en nuestras vidas, como decidir formar una familia, empezar un nuevo trabajo por primera vez, hacer un gran viaje o independizarnos. Normalmente, contamos con herramientas para afrontar esta clase de situaciones sin demasiadas dificultades.
Por otra parte, hay otras situaciones estresantes que resultan más inesperadas o complejas de manejar y para las que nuestras herramientas pueden no ser suficientes. Una ruptura dolorosa, la pérdida de un ser querido, un desastre natural, como la reciente pandemia, o la noticia de una enfermedad pueden suponer un fuerte estresor que sobrepase nuestros recursos y repercuta directamente en nuestra salud mental y nuestro bienestar.
Es muy habitual darnos cuenta de que algo no va bien cuando ya no podemos más. No es necesario esperar a que nos veamos sobrepasados para acudir a terapia. Muchas veces, de hecho, encontrar ayuda a tiempo logra prevenir o paliar las consecuencias que pueden generar estas situaciones estresantes en nuestras vidas, dándonos herramientas y recursos para afrontarlos de manera más sana y eficiente.
Cada persona tiene sus propias razones legítimas para decidir dar el paso y acudir al psicólogo, aunque hay una razón de fondo que casi siempre es la misma, y es común para todos nosotros: queremos sentirnos mejor. Si no nos sentimos plenamente satisfechos con nuestra vida, nuestras circunstancias o la forma que tenemos de afrontar situaciones, la terapia con un psicólogo puede ayudarnos. Podemos aprender a tomar decisiones, desarrollar nuestras habilidades sociales, mejorar nuestra percepción de nosotros mismos o adquirir nuevos estilos de afrontamiento que nos ayudarán a desarrollarnos plenamente. Sean cuales sean nuestras razones, un psicólogo siempre estará ahí para apoyarnos.