Los niños pueden mostrar comportamientos poco comunes o incluso agresivos desde que son pequeños. Si tú hijo muestra ira, puede que a bote pronto te asuste y no lo comprendas, pero es importante que aprendas a gestionar esa emoción primero en uno mismo y luego enseñarle a tu hijo cómo hacerlo.
La ira puede llegar a ser muy complicada de gestionar. En el momento en el que entra en cólera, puede resultar difícil manejar esa situación, porque en ese preciso momento puedes sentir que ya no puedes más.
Pero, ¿qué es la ira como tal? Es considerado “un sentimiento de enfado grande y violento”. Es una fuerte sensación de enfado que se produce cuando una persona se enfrenta a algo que no sale bien y que cree que se podría haber evitado.
Si tú como madre o padre no eres consciente de cómo gestionar la ira, es posible que si la sufre tu hijo no sepas cómo actuar. La clave pasa por no reprimir el sentimiento, sino gestionarlo. De esa forma, no se dañará ni a sí mismo ni a terceros.
Es una realidad que si los niños son muy pequeños puede ser muy complicado, pero cuanto antes se ponga sobre la mesa mejor, dado que eso contribuirá a un desarrollo psicológico más equilibrado. Digamos que, saltará menos, tendrá menos “berrinches”.
Lo cierto, es que la cosa cambia según la edad, dado que no es lo mismo la ira en un niño de dos años que en la edad adolescente. Si bien es cierto que a medida que crece, el niño va conociendo y gestionando sus emociones.
A edades muy jóvenes, los niños no identifican bien las emociones ni las entienden. Es algo completamente normal. Por eso, si sucede, debes de tratar de que el niño desarrolle una serie de herramientas para gestionar lo que siente de una forma constructiva.
¿Cómo hacerlo?
El primer paso consiste en tratar de tranquilizar al niño. Cuando se desata la ira, es normal que esté histérico y aparentemente incontrolable, por eso debes tratar de calmarlo. Al principio te costará más, pero con el tiempo te será más sencillo porque sabrás cómo hacerlo de forma más exitosa.
¿Cómo tratar de tranquilizar a un niño? Puedes abrazarlo y pedirle por favor que se tranquilice. Pero debes mantenerte serio y no darle un mimo, dado que esa respuesta es equivalente a premiarlo y podrías confundirlo. Si no reaccionas, podría pensar que su reacción está bien y que es normal.
En el caso de que como padre sientas que vas a explotar y que no puedes más, lo mejor es que le digas a tu hijo que en ese momento no puedes hablar con él. Es mejor eso que responder con ira, dado que es normal que como padre te resulte una situación agresiva y dolorosa.
Si el niño sufre de un ataque de ira, lo primero pasa por tranquilizarlo y, lo segundo, por escucharlo. Empieza a escuchar todo lo que tiene que decir tu hijo, para conocer el motivo de la rabieta.
Si te mantienes en silencio y lo escuchas, ese acto ayudará a que te calmes. Si tú como padre o madre muestras una impavidez, el niño verá que por medio de la agresividad no va a conseguir nada.
Después de tranquilizar a tu hijo y escucharlo, lo siguiente que tienes que hacer es formularle una serie de preguntas estratégicas. Esto te ayudará a conocer que es lo que le molesta, porque podría tener solución.
¿Qué preguntas? Algo del tipo: “¿qué te pasa?” o “¿qué ha hecho que te pongas así?” En muchos casos serán rabietas por tonterías. Por ejemplo, si se pone histérico porque no has querido comprarle unas chucherías en el supermercado. Pero hay que transmitirle que nada de eso tiene la más mínima importancia.
En el caso de que al hacerle las preguntas vuelva a mostrarse agresivo, puedes decirle que en esas circunstancias no se puede hablar y que vais a volver a hablar cuando esté mejor.
Hay que tener en cuenta que las emociones se educan y eso es la crianza de un hijo. Forma parte del proceso. Por ello, debes ayudar a tu hijo a encontrar los caminos para que se calme y entienda que no puede ponerse así.
Es importante saber qué hacer y los pasos a seguir, pero también qué es lo que no se debe hacer.
Lo primero es no responder con la misma o más ira. No se debe entrar en el “yo más” ni ponerse a la altura del niño, dado que la ira siempre es negativa, ya sea en adultos o en niños. Es un sentimiento que hay que tratar de controlar para que no salga y mantenerlo bajo control.
Si como padre o madre respondes a tu hijo con un ataque de ira, verás que rompes los límites de la autoridad del padre y se convierte en un problema entre iguales. No se debe caer en eso, porque así no podrás darle ejemplo al niño.
Lo ideal consiste en educar al niño y darle ejemplo, para que sepa cual es el camino correcto a seguir.
Para enseñarle a un hijo a controlar un ataque de ira, es importante que antes sepas controlar tú mismo la ira.
Ponerse en manos de un psicólogo te ayudará a manejar la ira. Esto es, aprender a calmarte y saber cómo lidiar con la situación, dado que es lo mismo que le tendrás que transmitir a tu hijo. Es el mejor regalo que puedes darle, su educación.
También te ayudará a manejar este tipo de situaciones con tus hijos, para que todo sea más fácil y no te sientas solo, porque puede ser una etapa difícil. En cualquier caso, tranquilo, porque es algo que está completamente a la orden del día, que puede suceder y que tiene solución.