En el momento en el que las personas son dependientes, necesitan de un cuidador las 24 horas del día. El problema es que esta situación puede dar lugar a lo que se conoce como el síndrome del cuidador. ¿Qué es y quién lo puede sufrir?
Cuando se es responsable de los cuidados de una persona dependiente, esto puede causar problemas de estrés. Se trata de un daño colateral fruto de la ayuda continuada a una persona que lo necesita.
Una persona puede ser dependiente de un momento a otro o fruto de la edad. Es algo que está totalmente a la orden del día. Sin embargo, para sus seres queridos, puede ser algo completamente inasumible y con consecuencias fatales.
Este trastorno es poco conocido, pero es cada vez más habitual debido al aumento de la esperanza de vida media. Esto hace que las personas mayores necesiten importantes cuidados a medida que envejecen.
El problema de este trastorno, es que tiene una sintomatología múltiple y las consecuencias pueden ser graves en el ámbito físico y psicológico.
Su cuadro clínico se parece al del síndrome del burnout o estrés laboral. Un síndrome que en el sector de la salud se le conoce como fatiga por compasión.
El estrés está completamente a la orden del día y lo puede desarrollar cualquier persona. También en el caso de los hijos de la persona dependiente, que no son cuidadores titulados pero que son los responsables de estos cuidados.
Y es que, en los casos donde el cuidador y persona a cuidar viven bajo el mismo techo, el desgaste va más deprisa y la actividad de cuidar pasa a ser el epicentro de su vida. Si es tu situación, podrías sentir que no tienes vida o que tu vida se ha reducido a cuidar de otra persona, que vives para otra persona.
Normalmente, un cuidador profesional designado por la familia suele cumplir su horario y no excederse de sus responsabilidades. Digamos que, hace lo que está estipulado en el contrato, cumpliendo únicamente con sus obligaciones. Es decir, tiene un horario por ley y no lo excede, haciendo que lo pueda llevar bien.
El problema está en el cuidador no profesional que es designado o impuesto por circunstancias de la persona o de la familia, y que normalmente es un querido de la persona dependiente. De repente te encuentras con un nuevo rol que tienes que asumir y que escapa totalmente a tu control.
Hay personas que lo asumen con total naturalidad y pueden hacerlo. Sin embargo, no todas las personas son iguales o tienen la misma situación económica o laboral. Por ejemplo, hay personas con pocos recursos o con un nivel de responsabilidades muy alto y se sienten desbordadas. Sienten que quieren pero que no pueden.
Lo importante es ser realista y tratar de buscar soluciones. Si la persona dependiente pasa a ser el centro de tu vida y te consume, se trata de un problema insostenible en el tiempo.
Es normal que una persona que tiene su vida no pueda asumir el vivir las 24 horas del día para otra persona. Al fin y al cabo, cada persona tiene su vida, su trabajo, sus responsabilidades, etc. Siempre van a existir otros problemas y no puede pasar a ser el epicentro de todo.
Pero si se asume y se sostiene en el tiempo, a pesar de llevarlo mal y sufrir graves episodios de estrés, es posible que derive en lo que se conoce como el síndrome del cuidador. Podrías tenerlo y no ser consciente de ello.
Si sufres el síndrome del cuidador, es normal que sientas agotamiento mental y físico. Es decir, sientes que ya no puedes más, que has dado lo máximo que podías dar. Debido a ello, tus capacidades físicas, psicológicas y sociales se ven gravemente afectadas, lo que hace que afecte también a tu entorno.
Empiezas a dejar de tener tiempo libre. Dejas tus aficiones y dedicas menos tiempo que antes a hacer actividades de ocio o a estar con tus amigos y familia, porque ya no tienes tiempo para ti e incluso te sientes egoísta o mala persona por plantearlo. Pero de lo que puede que no seas consciente, es que terminas alejándote del mundo por cuidar de un ser querido. ¿Qué ocurrirá cuando no esté?
Lo peor de esta etapa, es que este agotamiento se palpa en ti, en tus reacciones y en tu estado de ánimo. Es normal que sientas irascibilidad y te muestres enfadado o violento en algunas ocasiones con las personas que te rodean, incluida la persona que tienes que cuidar. Porque sientes que estás dando más de lo que puedes.
Lo primero que tienes que hacer, es reconocer el problema. Hay personas que se niegan en rotundo a reconocerlo y a tomar soluciones. Pero es importante ser realista.
Empieza por establecer límites y organizarse. Si tienes una persona a tu cuidado las 24 horas, antes de nada, es importante ser realista.
Puede que desees cuidarla y no abandonarla, pero, ¿puedes hacerlo? No todas las personas tienen la misma flexibilidad laboral o los mismos problemas económicos. El estrés es un trastorno serio y puede desencadenar en otras enfermedades más graves, por lo que es importante mantenerlo a raya.
En el caso de que la persona a cuidar tenga dinero, siempre puedes contratar a varios cuidadores durante el día. Otra opción es llevarlo a una residencia, donde tendrá a personal especializado y enfermeras las 24 horas del día. Es un gasto que no todas las personas se pueden permitir, pero que es importante considerar en estos casos.
Hablar con un psicólogo te ayudará a verlo todo de otra manera, para que puedas recuperar el control de tu vida y sepas qué hacer en estas situaciones. Es normal tener dudas y no saber cuál es el camino correcto. Estoy a tú lado.