El día en el que los hijos deciden irse de casa para empezar su propia vida, puede ser muy doloroso para los padres. Si recientemente tu hijo ha abandonado el nido y te sientes muy mal, podrías estar sufriendo el síndrome del nido vacío. Ocurre a muchos padres y es importante ponerle nombre y ver en qué consiste.
¿Te sientes triste, aburrido/a o tienes problemas para dormir desde que tu hijo te ha dicho que se va de casa? Lo cierto, es que este término se remonta a los años 60 en EEUU, tras una investigación donde se relaciona a las mujeres con depresión con el abandono del hogar por parte de sus hijos.
Esta falta de aceptación de la partida de los hijos, afecta a madres y a padres. Sin embargo, es más habitual en el caso de las mujeres. Pero es importante darle visibilidad a este síndrome, porque se puede recurrir a cualquier persona.
En muchos casos, sucede en familias monoparentales o cuando se está muy unido al hijo que ha decidido irse de casa. Hay padres que hacen de esa crianza un gran proyecto de vida y, en el momento en el que deciden marchar, se quedan solos y sienten un gran vacío. Incluso puede que pierdan la ilusión por vivir.
Si estos sentimientos y situaciones te resultan familiares, podrías estar experimentando el síndrome del nido vacío.
¿Crees que sufres el síndrome del nido vacío? Estos son algunos de los síntomas principales:
Si bien es cierto que a cada persona le puede afectar de forma diferente. Pero si te sientes muy triste y mal después de que tus hijos se hayan ido de casa, podría tratarse de este síndrome.
Lo más importante es conocer su existencia, porque te ayudará a sentirte mejor. Podrás conectar con otras personas que han sentido lo mismo y tratar de llevarlo muchísimo mejor. Es algo completamente natural y es importante hablarlo y no sufrirlo en silencio, porque te costará más superarlo.
Lo primero que hay que hacer, es aceptar la nueva etapa de la vida. Es normal que tu hijo se vaya de casa y haga su vida.
Tras aceptarlo, es el momento de tener nuevos proyectos y de hacer nuevas actividades. Esto te ayudará a estar más entretenido/a y evitar pensar en lo que te pone triste.
Por supuesto, no debes mostrarte enfadado/a con tu hijo por haberse ido, porque es algo normal. Debes seguir manteniendo el contacto y, por supuesto, apoyarte en ellos y compartir tus emociones.
La duración puede ser diferente según la persona. Por lo general, se estima que este proceso puede durar en torno a 6 meses. Si tras ese tiempo sigues sufriendo por el hijo que se ha ido de casa, es importante que busques ayuda profesional, porque un psicólogo puede ayudarte en todo el proceso.
Hablar puede hacerte sentir mucho mejor.
En cualquier caso, es importante que sepas que no estás solo. Este síndrome afecta a muchas personas como tú. Lo importante es reconocerlo y buscar ayuda, porque puedes volver a ser feliz y a recuperar la ilusión por vivir.