¿Debo dejar a mi pareja? Cómo evaluar tu relación y tomar la mejor decisión

Todas las relaciones pasan por momentos complicados y de aparente estancamiento, pero es importante pararse a analizar cuándo se trata de una racha temporal o es un indicativo de que la relación ya no avanza.

En este artículo te daremos unas pautas generales para analizar el estado de tu relación.

También encontrarás consejos para tomar la mejor decisión con respecto a si continuar con tu pareja o pasar página hacia una nueva etapa personal.

Relación estancada: factores a evaluar para detectarla

Cada pareja es diferente, ya que como personas también lo somos.

Aun así, hay ciertos factores que suelen repetirse en las parejas que ya no avanzan:

1. Falta de comunicación: no hay relación saludable sin comunicación. Si encuentras que estás evitando hablar con tu pareja o que las conversaciones son superficiales y no resuelven problemas importantes, debes analizar los motivos.
2. Falta de compromiso: si sientes que estás dando más de lo que recibes en la relación o que tu pareja no está dispuesta a comprometerse y hacer cambios importantes, presta atención.
3. Falta de apoyo emocional: es importante que tu relación sea una fuente de apoyo y consuelo emocional para ambas partes. Si sientes que tu pareja no está ahí para apoyarte o no parece comprender tus sentimientos, no es una buena señal.
4. Diferencias irreconciliables: si tú y tu pareja tenéis diferencias importantes en cuanto a valores, metas a largo plazo o estilos de vida que no pueden ser resueltas, es momento de plantearte qué hacer.
5. Sensación de insatisfacción: si sientes que la relación no te satisface y no eres feliz, deberías poner en marcha todas las alertas.

Lo que sí significa es que tenéis una conversación pendiente.

Un “tenemos que hablar” de manual.

Conversación de análisis en pareja

Se trata de una conversación abierta y honesta donde los dos lleguéis a determinar si la relación puede salvarse o es mejor dejarla.

Las relaciones no son fáciles, tomar una decisión requiere de reflexión.

No es una decisión que debáis tomar en caliente.

Es momento de analizar vuestras prioridades, metas y deseos individuales y conjuntos. Solo así podréis determinar si son incompatibles o si os podéis ajustar mutuamente para continuar juntos sin sacrificar vuestros objetivos personales.

Se requiere también flexibilidad.

Cuando hay amor, pero diferentes metas, puede parecer que es totalmente incompatible y no hay nada que hacer, pero una conversación honesta puede haceros ver que estas metas pueden ser ajustadas hasta llegar a sentir que los dos estáis avanzando juntos e individualmente.

Es importante siempre tener en cuenta los deseos y necesidades de la otra persona.

Quizá un miembro de la pareja deba sacrificar más que el otro para apoyarle en cierto aspecto, pero es importante que los dos sintáis que sois apoyados y estáis comprometidos y satisfechos con la relación.

Algo que les ha servido a algunas parejas, pero que para otras es inconcebible, es dejar que ambas partes persigan sus metas individuales aunque eso suponga vivir separados parte del tiempo.

Una oportunidad para crecer y fortalecer la relación a largo plazo, pero un desafío, sobre todo, si sentimos que estamos sacrificando demasiado.

Evaluación personal del estado de la relación

Es importante analizar otros factores personales que pueden llevarte a pensar más en ti que en la pareja, como por ejemplo:

• Hijos propios
• Edad
• Estado vital
• Enfermedades
• Factores laborales
• Cambios de residencia
• Etc.

Aunque este no sea tu caso, puede que sientas que llegó el momento de evaluar en serio la continuidad de la relación pero que lo vayas posponiendo.

El miedo suele ser el principal factor por el que posponemos este tipo de decisiones.

Estos son algunos de los miedos que puedes sentir cuando te planteas romper con tu pareja:

1. Miedo a la soledad: puede ser aterrador pensar en estar solo después de haber permanecido en una relación durante un período de tiempo largo.
2. Miedo a la incertidumbre: el futuro puede ser incierto y es posible que no sepamos qué esperar después de romper una relación.
3. Miedo al rechazo: es difícil tomar la decisión de romper una relación si tememos que la otra persona nos rechace o nos critique.
4. Miedo a la pérdida: tras invertir mucho tiempo, energía y emociones en la relación, puede ser difícil deshacernos de ella.
5. Miedo a las consecuencias prácticas: romper una relación puede tener consecuencias prácticas, como la pérdida de un compañero de vida, la necesidad de encontrar un nuevo lugar para vivir, dificultades económicas, etc.

A pesar de todos estos temores, debes recordar que romper una relación puede no hacerte feliz al momento, pero sí ser positivo a largo plazo.

Puedes encontrar a otra persona con tus mismas metas y valores que te acompañe hacia un futuro más satisfactorio, o descubrir que sin pareja estás más en paz.

Cuando sabemos la respuesta pero seguimos idealizando la relación

En muchas ocasiones, aún sabiendo que la relación no funciona o que no avanza hacia donde nos gustaría, seguimos inmersos en ella porque ante la idea de ponerle fin, idealizamos la situación.

Esto es bastante común por varios motivos:

1. Nostalgia: miramos hacia atrás en busca de los buenos momentos de la relación y nos concentramos en ellos en lugar de en los problemas actuales.
2. Miedo a la soledad: terror a estar solos y a no encontrar a alguien más.
3. Miedo a fracasar: es difícil aceptar que la relación no está funcionando y que se ha fracasado en algo que importa mucho.
4. Esperanza: creer que la relación aún puede funcionar si encontramos la forma de resolver los problemas actuales.
5. Inseguridades: sentir que no eres suficiente para encontrar a alguien mejor.

Es importante ser realista sobre la relación y no idealizarla.

Si una relación no funciona, es mejor reconocerlo y buscar maneras de avanzar y crecer, en lugar de seguir en ella si nos hace felices.

Cómo vencer los miedos y tomar la mejor decisión

Lo importante es que tomes TU decisión.

Sigas con tu pareja o la dejes, lo indispensable es que sea porque es lo mejor para ti y te va a hacer más feliz, no tomando una decisión por miedo.

Un psicólogo puede ayudarte a evaluar tu relación de pareja de una manera objetiva y profesional.

Al trabajar con un psicólogo, puedes explorar tus sentimientos, pensamientos y comportamientos en relación con tu pareja y aprender a identificar patrones que puedan estar afectando negativamente tu relación.

La terapia también puede ayudarte a conocer tus necesidades, deseos y metas, y a compararlos con los de tu pareja para determinar si hay una base sólida para la relación.

Podéis trabajar juntos en habilidades de comunicación y resolución de conflictos, y también aprender a procesar tus sentimientos y a decidir si continuar o finalizar la relación.

El objetivo final de trabajar con un psicólogo no es necesariamente tomar una decisión sobre si continuar o no la relación, sino ayudarte a descubrir lo que es mejor para ti y a desarrollar las habilidades necesarias para tomar una decisión informada.

Un psicólogo puede ser de gran ayuda para ti si estás considerando continuar o finalizar tu relación de pareja.

Obtendrás un entorno seguro y apoyado para explorar tus sentimientos y llegar a tomar tu propia decisión.

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